8 de diciembre de 2013

Vida Útil

La sociedad le dio la espalda a las computadoras durante medio siglo, no importaba que hubiera computadoras abordo de un avión, en los bancos, en satélites, en video juegos, en centrales de energía, en centrales telefónicas, en medicina, pero ¡ Qué podría importar todo eso ! "deben ser cosas de técnicos, complicados estudios y aparatos para gente especializada (o incluso aburrida)", "que se encargue otro de eso". Las escuelas, en consecuencia, no incluían ninguna cosa que se le pareciera a la programación. Durante ese mismo periodo de tiempo, sin embargo las escuelas sí propusieron otras cosas en sus planes de estudio por ejemplo enseñanzas sobre nombres de ciudades y de ríos lejanos, detalles de batallas militares, fechas de eventos, hasta incluso contabilidad, pero programar no.

Pero estos últimos años las computadoras aparecieron en primer plano apresuradamente (diría violentamente), ahora ya son inevitables, inexcusables, ubicuas. Se escucha decir entonces, casi como una consecuencia causa-efecto: "Quizás se debería enseñar a programar en las escuelas". Siento un poco de nostalgia y hasta cierta ternura al escuchar ahora hablar de algo así, que me hubiera gustado oír hace más de 20 años, cuando iba a la escuela y quería programar, me preguntaba ¿Cómo se hará un video juego, un robot?. A la vez, y por la misma razón, no puedo evitar pensar que es un poco tarde, es una llegada tardía, utilitaria y comercial, casi burda, al menos predecible, mecánica, y es muy probable que cuando se implemente en las escuelas haya ya algunos niños que quieran aprender otros temas (que quizás sean los "actuales" dentro de muchos años...).

La excusa clásica es cierta "mejor tarde que nunca", claro, lo acepto, pero también hay que revisar lo que hacemos, ¿siempre tarde? escuchar una y otra vez a la moda, al mercado y a los empresarios en urgencias por tener YA trabajadores para producir, ir entonces ahí corriendo a cambiar los planes de estudio, y promoverlos con eslogans como "la carrera del futuro", y otros menos dignos...bien, eso quizás puede ser "útil" para zafar y seguir alguna que otra zanahoria, lo entiendo y es comprensible, pero no es ninguna novedad, es lo obvio que viene sucediendo hace años, y valdría la pena entonces hacer una reflexión nueva.

¿Cuál sería una novedad? Una novedad sería escuchar, y preguntar, permitir a cada uno decir qué quiere aprender.. Alguien dirá "no se puede hacer una clase diferente para cada persona", claro, pero quizás eso no sea necesario!, el punto es que no podemos anticipar las respuestas!, hay que preguntar, arriesgarse a escuchar qué quiere cada uno; ¿Puede un plan incluir preguntas? ¿Qué hace después el docente con las respuestas? lo que sea que haga en ese momento y lugar va a ser mejor que cualquier plan fijo, confiar, porque "decidir de antemano" es, además de imposible, un miedo sin fundamento, si hoy la programación es declarada central e importante, implica que alguna vez no lo fue, como es probable que mañana ya no lo sea. La actitud de proponer a todos (y a veces obligar) a estudiar lo que hoy es "lo importante" suele ser la misma actitud que lo despreció cuando era innovación, excluir lo que hoy "no es importante" es quizás ir en contra de lo que puede ser importante mañana. Hacer preguntas no es propiciar cosas que actualmente no son útiles, sino simplemente admitirlas, darles un espacio, aunque la función de esto fuera la de fomentar la convivencia, o la de ayudar a pensar, sería ya suficiente provecho.

Hay propuestas que consisten en procurar que Lionel Messi apruebe historia, geografía y contabilidad, o que Einstein no falte a ninguna práctica de fútbol, y algunos le llaman a eso igualdad.


Un par de referencias para profundizar sobre este tema:
  • Un artículo de 1939 pero muy actual, 'The usefulness of useless knowledge' Abraham Flexner (en inglés) la persona que contrató a Kurt Gödel para trabajar en Princeton se dice lo hizo inspirado en la lectura de este artículo.
  • El concepto de Exaptación, en la teoría de la evolución se identifica un fenómeno que consiste en la reutilización de una característica que durante la evolución tenía un efecto neutro o irrelevante en apariencias pero que luego surge bajo una nueva e "inesperada" funcionalidad. Si ya conocemos esa característica de la evolución, ¿Vamos a seguir simulando sorpresa?